Un Dios en apuros

Cuando Dios decidió estar en todas partes, necesitó dormir menos y comer más. ¡Hasta en las leyes divinas se necesita un espacio de reanimación, nutrición y descanso ¡.

Los hombres logrando sobrevivir habían volteado el universo al revés, y tratando de crear códigos de buena conducta se habían inventado métodos masoquistas que blasfemaban la excelsitud de Dios.

Dios estuvo fastidiado del primer invento del hombre: el culto, y soportó heroicamente verse repetido en altares en imágenes andróginas y sentirse renombrado en frases arrodillantes que no hacían más que pedir por bienes que más que terrenales parecían un invento de Dios.

¡ Y Dios llegó a pensar que el culto se podía asociar a un tipo de pandemia que bien pronto podía acabar con la humanidad ¡. Entonces Dios, en un remedio peor que la enfermedad, inventó otros dioses para confundir a los hombres, y logró lo que los hombres sabemos hacer en los momentos de apremio:¡ confundir a los dioses ¡.

Ahora entiendo porque Dios está en todas partes, y como en el cuento de la arañita, adondequiera se mira allí aparece infaltable y repetida, ¡ la misma arañita ¡.

Aun cuando no existen registros históricos escritos, cuando Dios decidió abandonar el mundo por desfallecimiento divino, olvidó desactivar en el hombre el gen del culto, y hoy nos parece una gran verdad filosófica que el hombre inventó a Dios.

Hoy el culto sigue siendo un juego de fin de semana, y causa más daño en los no fieles que en los practicantes, porque mientras los creyentes pecan sin sonrojo, los infieles no saben donde esconderse a pecar.

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