LA IGUALDAD DE PAPEL

“La mayor violación al sentir humano, es la igualdad.”
Valentín

Por las diferencias notorias, continuamente el hombre repite que todos los hombres somos iguales. Y lo sostiene con tal vehemencia que cuesta creer que fuera increíble.

Y tal certeza parece venirle de la necesidad interior de cumplir el mandato divino de amar al prójimo. Y una manera de amarlo, es hacerlo sentir igual a dios, igual a sí mismo, igual a todos.

Y en su afán de llevar la igualdad a su patriótico vivir, sienta las bases de la desigualdad. Y estudia y se prepara para ser mejor. Y trabaja y comercia para obtener mejores dividendos. Y ¡hasta cuando se viste¡, busca parecerse lo menos a su vecino.

La igualdad entonces se convierte en la mayor errata que la mente del hombre soporta con tal rectitud, que sostiene impertérrito sin pestañear, que defiende desde los estrados de la justicia de escritorio, que alaba desde un sueño de verano, y que prodiga a manos llenas, mientras no apachurre su derecho a la desigualdad.

La mayor violación al sentir humano, es la igualdad. Ningún animal en la tierra siente que se parece menos a su vecino como el hombre. Sólo tratamos de parecernos a los demás en las costumbres de pasarela, ¡pero nunca más¡, todas los otros actos son personales, privados, nuestros y de nadie más. ¡ Que no nos copien ¡.

Marcamos la igualdad con la diferencia, como cuando con un hierro candente estampamos nuestras iniciales en el cuero fashion de la vaquilla domada, o en la nalga de oro de nuestro amor de hoy.

Hay tal grado de semejanza de los hombres entre sí, como la que existe entre todos los animales de todas las especies, ¡ casi ninguna ¡. Y cuando nos miramos todos, pero cuando digo todos lo incluyó a usted y a todos los animales, sentimos que nuestra desigualdad actual es una muestra de nuestra desigualdad original, y haciendo pases por la igualdad, sentimos el regusto de la diferencia de mente para dentro. ¡ Uf..¡

Si miramos nuestro alrededor, tan cerquita de nosotros les puedo asegurar que solo encontrarán hechos que corroboran la desigualdad. Para encontrar hechos que aseveren la verdad, hay que ir más lejos, tan lejos que cuando atrape la idea de la magnitud de la palabra lejos, habrá logrado demostrar que no existe.

Pero como no quiero que la infelicidad atrape sus pensamientos del día, ¿ qué tal si buscamos en nuestro imaginario popular algo que sea igual para todos, y que ricos y pobres, maestros y magistrados, reinas y desarrapados, sabios e indoctos, felices y locos, todos la puedan practicar sin ninguna restricción de desigualdad ?

Claro que existe, y es de verdad igual para todos. Es tal su igualdad que todos podemos usarla sin medida, y su talla es la misma. Es tal su magia personal, que todos podemos pintarla de todos los colores, y todos le miramos su único color de sortilegio. ¡ Y qué versatilidad ¡, todos podemos darle el tamaño colosal que queramos, y no termina¡.

Señores, os presento a la única, la verdadera, la representación de la igualdad para todos, os presento LA ESPERANZA.

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