LA PAZ DE LA GUERRA EN PAZ

Muy laudable labor cumple quien compromete su tiempo y su vida en tratar de sembrar de paz terrenos inhóspitos, porque puede sin querer ser instrumento de soterrados intereses particulares o porque puede con querer ser instrumento de claros intereses personales: la historia.

Muy pocos hombres en la historia del hombre pueden darse ése título de instrumentos de paz, primero porque la historia siempre será muy corta para contar todas las historias verosímiles, y segundo porque en la historia no caben todas las historias.

Y de los pocos que logran desafiar la vida comprometiéndose con la muerte y que juegan el papel de su vida al filo de la palabra, admiro a Mahatma Gandhi, porque supo poner su vida por encima de los intereses personales con armas tan elementales como la imaginación y la firmeza. Parece que una imaginación firme es la clave secreta para llegarle a los oídos del mundo. Su otra defensa secreta: las armas no convencionales.

Quien da su vida por los demás debe gozar de la locura instantánea del éxtasis de la historia, como el padre que da la vida por su hija en peligro de asalto. La vida está llena de tantos éxtasis pasajeros, que no sabemos si ése éxtasis imparable que es el juego de la ruleta de la muerte deba mirarse como una cualidad de cultivo o como una aberración de dios. Hay algo de dios en el que inmola su vida.

El mundo está llenó de muchos hombres que hacen la guerra sin llegar a la muerte, pero que la usan como un instrumento para llegar a sus vidas. No nacen muchos Gandhis en estos tiempos que corren, antes bien los No Gandhis se multiplican en películas de estreno.

Se dice que la paz de todos es la suma de la paz interior de cada uno. ¡ Pobres lideres del mundo que tratan de enseñarnos de paz cuando sus mundos interiores están repletos de insidia y asechanza ¡. ¡ Pobres líderes de la insurgencia que tratan de sembrar la paz interior para volcar su odio sobre la paz de los demás ¡.

Creo que contribuiríamos en gran medida a la paz del mundo, si apresamos a los lideres de la paz en el mundo y los encerramos a pan y agua por cien años. Una de dos, o se eliminan entre ellos, o fuman la pipa de la paz. Las catacumbas de las pirámides están llenas de esqueletos de guerra, y nuestros líderes de la guerra por la paz merecen faraónicas jaulas que exhiban sus esqueletos de paz.

La paz del mundo no amparará al hombre de la muerte, pero si prolongará su agonía mientras aprueba otras formas retorcidas de desaparecer.

Definitivamente la racionalidad del futuro no nos permite mirar el regalo grácil de la mañana que llega: ¡ buenos días, mortal hermano ¡.

HERIDAS QUE RECUERDAN A LA VIDA

Las heridas sangrantes son las venas abiertas en un cuerpo, que dejan escapar en gargarismos instantes de vida que parecen huir sin reemplazo. ¡La cara de espanto de un herido, nada tiene que envidiar a la momia de un faraón¡. He llegado a comparar el espanto de un herido, con el rictus momentáneo de alguien que ha visto un espanto, y sin errata, había mucho de cadavérico en la comparación.

Sí, lo más próximo a un cuerpo sin vida, es un cuerpo con vida, trasijado, y herido de muerte. ¡Todos nos creemos morir con la primera punzada en el pecho o con una intervención en las amígdalas¡

Y cada vez que tenemos la oportunidad, la vida nos recuerda nuestro organismo repleto de miles de células que corren por ahí, expuestas al día y a la noche, y sujetas a su única meta final: la muerte. ¡Oh muerte, que hiciste de tu meta el final de nuestras carreras¡, ¿ será que alguien puede escapar a tus requisitorias ? Las religiones trataron de darle un final feliz a la pregunta, y narraron la parábola del cielo.

Pero hay otras heridas, que sangran imaginariamente, y que causan tanto daño, como las heridas de verdad, y son las heridas sangrantes del corazón, que embotan la vida, que embotan la muerte, que lucen tan impávidas ante el llamado mortal que parecen merecerlo. Los enamorados presienten la muerte cuando están a punto de presentir el misterio de la vida.

Hoy enseño, que sea cual sea la herida que la vida nos enseñe, no debemos tocarla si no tenemos con qué sanarla, ni debemos relegarla sólo porque no toca nuestra vida. ¡La sanación en los demás es el primer regalo en nosotros mismos¡

UN NOMBRE LLAMADO DESEO

Pareciera en el mundo, que quien más tiene más quiere, y como en el caso de la memoria, su ejercitación conduce a una sed sin medida.

Y desear no es tan malo como pareciera, a no ser que con esa ansiedad continua, llegáramos hasta el colmo del político que pisotea sin escrúpulo la propia fuente de su alimento.

Y desea el rico y desea el pobre. Y desea el filósofo, y desea el maestro, y desea la madre, y hasta el cura desea. Sólo el abúlico luce sano en el arte del deseo.

Todas las religiones enseñan que desear es necesario, y hasta las filosofías más avanzadas en el difícil arte del deseo, lo recomiendan. Pero en algunas personas se acendra tanto el deseo, lo practican y lo estimulan, que no sólo se torna en una urgencia diaria sino en una profesión de vida. La ingeniería del deseo toca a sus puertas, y terminan haciendo eco en un tren llamado deseo artificioso.

Y ni hablar de aquel deseo interior del que no se habla en público, que ahora se discute y se practica en las escuelas y colegios, el deseo sexual, que hoy se estimula y se estudia desde las tempranas horas en las aulas, deseo sexual que se repasa en libros de figuras sobre imágenes aún no encarnadas, deseo sexual que se aprende aún antes de que manifieste sus primeras revelaciones, deseo sexual que despertamos en nuestros infantes ahora más temprano que antes, aún a riesgo de cambiar los paradigmas que permitieron el asentamiento de las civilizaciones.

Desde el día ya lejano en que el hombre inventó la ropa, ese día se dio carta de ciudadanía a los deseos. Y el don natural de desear para vivir, desapareció del lenguaje, y se dio paso al vivir para desear. Hoy copan nuestro pensamiento diario, deseos naturales agazapados con los deseos artificiales, y a veces no sabemos y hasta confundimos unos y otros.

La medida del deseo es el metro de la vida, se podría decir, porque desear sin medida conduce al triste estado de postración que obliga al hombre a inventar una nueva versión del edén: la drogadicción, que es el estado mental de deseo total donde todos se cumplen hasta la muerte. Y morir con los deseos puestos, es la única manera de practicar en nuestro cuerpo el deseo infinito de la satisfacción.

Cada vez que nos proponemos un deseo, estamos violentando nuestro ser natural por conseguirlo. Cada vez que conseguimos un deseo, saboreamos el minuto eterno de una felicidad de gallo. Entre desear y obtener el deseo hay un abismo tan grande que nuestra imaginación aplana, hay un tiempo muerto que nuestro reloj no mide, y está sin limites la mejor parte de la vida, correr. La vida pierde su encanto cuando dejamos de correr.

Si tuviera que vivir por los deseos, prefiero la parte de la vida que corre desde el nacimiento del deseo hasta minutos antes de obtenerlo. Lo que pase después, a la basura.

LA IMAGINACIÓN DE LAS COSAS POR INVENTAR

¡Cómo enamoran las cosas buenas¡. Nada llena mejor el espíritu que las cosas agradables que nos pasan de cuando en cuanto. Gozamos hasta la plenitud, cuando las cosas bellas se cruzan en nuestro camino y nos hacen reír hasta el llanto. Tan bello es lo bello, que le hicimos una película a la vida, ¡La vida es bella¡, porque no soportamos tanta belleza, porque no le cupo en el cuerpo a algún cineasta narcisista, y dejó la constancia en imágenes animadas por nosotros mismos.

Pero cuando las cosas se enrevesan, y pasan como pasan, y su ocurrencia parece de nunca acabar, nos damos la pela, todo se ennegrece, el tiempo se detiene, y la vida parece una mazmorra. Los minutos se vuelven horas cuando el mundo se torna duro e inclemente, y las horas parecen días, y como en un dolor de muela, nos parece que el dolor nos duele regado por todo el cuerpo.

La vida es un continuo sobresalto de un estado de ánimo pletórico a uno perplejo, y de uno apacible a otro procaz y desenfadado. ¡Qué carrera de obstáculos para tan insignificante premio¡. ¡Cuando un galgo corre tras un premio alimenticio, parece más sensato que cuando un racional corre tras una medalla de color¡.

Conocemos la victoria sobre los imposibles, pero olvidamos que la victoria fue una meta sembrada de mil desazones y mil destemplanzas, que dejaron lo mejor de cada uno de nosotros, y el minuto que finalmente llega, es el producto de mil días anteriores de corre corres que no se preocuparon de los resultados parciales porque el resultado final era la meta. Cuando vamos camino a la meta definida, no vemos el camino que pisamos, y la cabeza levantada y los ojos fijos en un punto indeterminado, perduramos a todas las intemperancias del camino, las sobreponemos y las sobrevivimos, y decimos que todo hace parte del diario vivir. ¡La eternidad se debe parecer a un minuto de esta felicidad¡

He aprendido que las cosas bellas que nos pasan son un estado platónico del espíritu que dura lo que nosotros queramos, ¡lástima que el hombre no haya inventado un reloj de risas, así como inventó uno de átomos¡. Hacemos más énfasis en las cosas malas que hacen tres desadaptados, que en las cosas sencillas que hacemos todos los demás¡, así somos, y por eso la felicidad no rinde. ¡Oh, si la felicidad fuera usurera¡

Si logramos crear confusión entre lo bello y no bello, entre el gusto y el disgusto, y entre el vivir y el sobrevivir, estoy seguro que la vida será menos bella de lo que imaginamos, pero más simple de imaginar.

La imaginación es la diferencia entre lo bueno y lo malo, entre lo bello y lo cotidiano, si la incluimos en nuestro menú diario, estoy seguro que veremos más cosas bellas, y se lograrían muchas mas y dejaríamos de mirar tantos imposibles. Señores, nuestra pedagogía olvidó el taller de la felicidad perpetua. ¡Aún quedan cosas por inventar, en estos siglos del movimiento perpetuo¡.

ES HORA DE QUE NOS ENVUELVAN EL MUNDO

Se enseña a todos los niños en todas las escuelas del mundo que se debe estudiar para ser el mejor. Y la palabra mejor, sobresaliente, dominante, lleva implícita la singularidad. Ser el mejor es un atributo que sólo se condecora sobre la cabeza del mejor. La excelencia no tiene plural. Y el plural de niños aprende en cánticos y juegos esa regla guerrera de la perfección.

Sin darnos cuenta damos a los niños en cada enseñanza un campo de batalla en lugar de un campus de conocimiento. Estamos creando guerreros en lugar de hombres de mañana. Cada jovencito esgrime sus lápices como armas de poder y gloria, y busca en cada buena nota la señal aprobatoria que los enemigos quedaron tendidos en el campus del conocimiento. Es la muerte sin gloria de los compañeritos de clase, que sobreviven cual muñecos insomnes a la gloria de los mejores.

La cultura moderna aún no supera la ley natural antiquísima de que sólo sobrevive el mejor y más experimentado. Se han preparado tantas leyes y tantos códigos, que navegando en tal mar de imprecisiones, siempre nos enrumbamos en la selección del mejor. Tengo la certeza secreta interior, que ha habido más grandes hombres enterrados como comunes que pequeños hombres comunes enterrados como grandes. Ya no se puede caminar entre tanto monumento endiosador creado por los mejores.

El mundo percibe el tufillo de los grandes hombres, esa pedantería que invade países y comunidades, desde la mañana nefasta cuando un profesor enseñó con las primeras letras que ser el mejor era la única formula de vivir.

El mundo sería mejor sin grandes hombres, sin grandes gobernantes, y sin grandes visionarios. La selección natural es la guerra celular que deberíamos dejar para los animales. Propongo que la única selección natural que debemos aplicar sea recoger a los mejores, envolverlos en papel celofán, y ponerlos bien lejos de nuestra vista.

Los invito a la última guerra: guerra a los mejores, es hora de los comunes como nosotros. Es hora de vivir; pica y porra a los monumentos.

MIEDO DEL MIEDO

De todos los sentimientos que rondan la imaginación del hombre, hay uno que hubiéramos querido no imaginar: el miedo.

Nace el miedo con nosotros, nos acompaña en todo el recorrido vital, y sólo se retira de nosotros unos pocos minutos después de la muerte.

Si pasáramos casa por casa y hombre por hombre recogiendo todos los miedos, su volumen llenaría todos los espacios, ¡tanto¡, que sería de miedo su transporte, y faltaría un planeta más grande que el nuestro para abandonarlo a su suerte. Y habríamos creado el planeta del miedo, y el nuestro sería el planeta del sueño. ¡Soñar no cuesta miedo¡.

Hay dos modalidades del miedo que el hombre ha tratado de desterrar, por la fórmula fácil de cambiarle los nombres al miedo. ¡Eureka¡, se puede matar el miedo cambiándole el nombre.

Y entonces inauguró el termino COBARDÍA, para nombrar al miedo que el hombre acepta como tal, aquel que concede impunidad total, y que le permite resolver los problemas, olvidándolos.

Y entonces inauguró el termino CORAJE, para llamar al miedo que el hombre desconoce como tal, aquel que le reconoce inconciencia total, y que le resuelve los problemas, enfrentándolos.

Por tanto, la única forma de enterrar el miedo, es reconociendo el miedo en el miedo, lo demás son palabras de miedo. Luego, después, correr, luego existo. El miedo como los ángeles no tiene sexo, corramos.


COMENTARIOS DE DIOS EN DIOS

Pocas veces se habla del dios de los hombres en público, no porque su figura desdibujada y etérea no amerite comentarios, sino porque la cultura del silencio lo impone. ¡Alea jacta est¡.

Ninguna vez se habla del dios de los hombres en privado, excepto si no es para adorarlo. Un viejo saber en mi pueblo ordenaba que un arma se exhibiera únicamente para dos cosas: para usarla o para venderla. Dios parece seguir esos lineamientos, se le nombra en la casa del hombre para rogarle por lo imposible, o se le calla en la casa de dios para no importunarlo.

Ya es hora de despertar a dios o despertar a los hombres, uno de ellos se durmió en los laureles de sus ocupaciones cotidianas. El dios de los hombres volverá a besar el corazón de todos los hombres el día que se olvide de lo ilusorio, y que en lugar de bendiciones reparta realidades de cartón. Dios aún no estrena la puerta grande; el hombre se la está llevando.


La libertad en pañales

La libertad es la única realidad que no se inventó el hombre. La libertad es una condición de existencia que llega al mundo con el nacimiento, y desaparece con su muerte. De ahí que la dictadura del poder no se ejerce sino sobre lo que se mueve, y no sobre lo inanimado.

Sólo cuando el hombre inventa la esclavitud, el hombre descubre la libertad. Y desde esas épocas prehistóricas empieza la lucha entre esas dos condiciones antagónicas solo comparables con el ser y la nada.

Hoy sabemos, aún a riesgo de equivocarnos, que más vale una libertad llena de superaciones sin mendrugos, que una esclavitud vacía de rumbo y llena de mendrugos. Si eres libre tienes la libertad de vivir, si no lo eres tienes la libertad de morir.

La libertad del corazón y la esclavitud del estómago, ¡eh ahí la actual disyuntiva del mundo¡. Y se siguen editando códigos.

El hombre logrará superar sus crisis de libertad el día que pueda inventar una fórmula que sea capaz de a aumentar la libertad, lo demás es pura teoría de la relatividad.

PROBANDO ERRORES

La mente humana siempre se encontró peripuesta al error, tanto, que inventó la única formula de vencerlo: la prueba y error.

Y el hombre probó todos los caminos, hasta que los recorrió todos, de modo que al final pudo en su mapa mental decir sin temor a volverse a equivocar: A + B = C.

Al final, todos los hombres pensaron lo mismo, y la prueba resultó más creadora que la verdad, y hoy nadie pone en duda la formula natural.

Hoy desde los púlpitos, desde los noticieros, desde las gerencias de empresas, y desde la plaza pública. se invita a creer en las verdades que otrora fueron pruebas, y a la usanza antigua confundimos los dioses naturales con los dioses imaginarios.

Aprendamos positivamente, que los dioses pueden equivocarse algunas veces cuando hacen algo, y que sólo se equivocarían siempre si no hicieran nada. La máxima equivocación del hombre fue creer que era el rey de la naturaleza, y corrió y destruyó al león, y hoy lo evoca con el dolor del artista que lo esboza con fruición, hasta en las servilletas pobres de los restaurantes populares.

A pesar de todo, no dejamos de leer en los libros y periódicos de la sabiduría de los tiempos actuales, que el hombre superó la barrera de sí mismo, y corre a diario a dejarlo escrito en su memoria: el libraco de los records.

Mientras el hombre sea el paradigma de sí mismo, la naturaleza no podrá evocar su memoria, y no se podrá hacer borrón y cuenta nueva. Si la naturaleza no nos vence, estoy seguro que la fórmula aprendida nos arrastrará al anonimato de la desaparición, y habremos perdido la última esperanza de probar.

Sin la prueba no hay error, y sin error no hay hombre. Probemos de nuevo, el mundo aún está fresco, no importa que haya que quemar más de una Alejandría.

La fe anda de paseo

Cuando el hombre antiguo, por no decir el primer hombre, sintió la necesidad de Dios, creó la fe. Y cargó con ella por todos los caminos y vericuetos del mundo recién creado, hasta hacerla su dulce compañía.

Cuando las cosas se mostraron aciagas, y el cielo ennegrecía su rostro, y los semblantes de los demás se purpuraban, entonces el hombre neolítico echaba mano de su penúltimo argumento, y lo intentaba todo con fe de carbonero.

Cuando la ciencia tocó a la puerta del hombre curioso, y éste intentó descubrir la Gravedad del Tiempo con termómetros de Luz, y la soledad del universo con Quantos de elementos que viajaban sin cesar, entonces el hombre enterrado en su laboratorio no salió de allí hasta cuando un holograma de fe le permitió sentar teorías de nuevos elementos presentidos. Y nacieron los presentimientos.

El hombre común se ha despistado de la fe habitual, y la ha reemplazado con música atronadora, bailes incesantes, prácticas deportivas y dosis personales.

El hombre viejo quiso solucionar los despistes del hombre emocional, y para suplantar la fe creó más leyes. Hoy el hombre camina caminos de deberes y derechos, en tal magnitud y con tal proficuidad, que la fe ciega de antaño se convirtió en la fe atómica de un juez asalariado que pesca fallos en resoluciones digitales.

Entendamos hoy que el hombre desmemoriado ha perdido el rumbo, que el chip del hombre racional ha ido desgastando el rastro, que las leyes del hombre virtual suplieron las leyes naturales, y que la fe enredó su andar con las últimas flores matemáticas.

Devolvamos a la fe su carácter incesante, y con fe nuclear, deambulemos por estos caminos de dios, con la fe resucitada, y un código de cinco leyes bajo el brazo. Lo demás, a la desmemoria.

De la fidelidad de los infieles

La fidelidad es un cuidadoso comportamiento aprendido por el hombre en su educación religiosa, que aplica a su vida emocional como un apósito, y ha sido clave en la presencia histórica de las familias longevas.

Los matrimonios que consiguen representar una fidelidad a toda prueba, son los que logran mitificarlo y arrastrarlo más allá del aburrimiento y de la longevidad.

Pero fidelidad no es sinónimo de felicidad. Nunca vi dos términos tan poco hermanados. Mientras la primera se encarga de sujetarnos y de limitar nuestro radio de acción, la segunda en cambio nos devuelve a nuestros orígenes proporcionándonos poesía y música. Mientras la primera es causa de vuelos de poca altura y de poca monta, la segunda nos permite vagar por los espacios siderales a costos de miedo.

La fidelidad fue creada por el hombre para inventar a Dios, y desde entonces todas las iglesias del mundo, hasta las menos multitudinarias, están llenas de fieles.

En el único campo donde no existe la fidelidad es en el amor, porque el amor es excluyente pero no fiel, y cultiva una fidelidad que nunca termina mientras exista el amor. Cuando el amor flaquea, flaquea la fidelidad, y es hora de soñar de nuevo.

En la calle es difícil de diferenciar un fiel de un infiel, sin embargo se observa que el más fiel camina más despacio, como si tuviera más tiempo, mientras que el más infiel camina más de prisa, como si tuviera más espacio.

Abstracciones pasajeras sobre la eternidad

Sólo perdura lo que permanece en el tiempo. Y únicamente subsiste lo que no se acaba. Y acuñamos el término eterno para señalar todo lo que persiste en el tiempo, aún contra su voluntad.

Pero del mismo modo a todo lo que no logra sobreponerse al paso del tiempo, lo denominamos mortal. Y es mortal el día, y es mortal la noche. Y es mortal el hombre inmortal, que mira con sobrecogimiento la eternidad, y su mortalidad es medida en el reloj del hombre sobreviviente.

Pero no aprendemos que el hombre está cosido a mortalidades sucesivas que inaugura cada mañana al levantarse. Su secreto está en que se renueva día a día sin querer. Si logramos la eternidad diaria, seremos eternos para los demás, decimos, y lo cumplimos.

Te invito a que alborozados aceptemos nuestra inmortalidad diaria, y reconozcamos que el hombre nunca reconocerá su mortalidad. A todas estas, sólo seremos muertos una vez y no estaremos para constatarlo.

El hombre por sí mismo sólo palpa la inmortalidad, y son sus semejantes los que hablan y peroran sobre la mortalidad.

Si las cosas existen porque existimos, vana gloria pueden tener las cosas si ya no existimos. Nosotros somos la medida de la eternidad. Señores pasajeros, seamos positivos, somos el metro de la eternidad.

De los minusválidos

Los minusválidos son seres en la especie humana que deben su existir a un desconocido régimen de bondad del hombre del futuro. Los minusválidos como especie no existen en ningún otro reino.


Alabo la ley que obliga a los creadores de empresa a ofrecer empleo privilegiado a los minusválidos. El reino de los minusválidos está cerca.


Desde hoy recomiendo, que nos sentemos en alborozada cadena a celebrar y ver trabajar a los minusválidos.


Valentín

Los sentidos del hombre

Los sentidos son los medios con los cuales la naturaleza dotó a todos sus seres para que conocieran su medio, y lo resistieran.

Pareciera que no se puede sobrevivir sin los sentidos. Y no podemos decir que un sentido aventaja a otro, porque cada uno de ellos es una dimensión en el hombre. El hombre moderno es el hombre de los cinco sentidos, de las cinco dimensiones.

Pero hay un nuevo sentido que el hombre ensaya, y es el de la bondad, que le permitirá que el ciego pueda oír y el sordo pueda ver. El único ser que sobrevivirá al futuro es el hombre exadimensional, el hombre de bondad.


Valentín

De los errores y las ganancias

El hombre es por naturaleza un ganador y por escuela un triunfalista. Y no en el sentido de que se figura los éxitos, sino porque los pelea hasta obtenerlos, no importa que los resultados sean pírricos o gloriosos. No en vano es el rey de los animales.

Pero sólo existe un caso en que el hombre debe glorificar los fracasos: cuando los errores y rectificaciones le van demarcando el camino de la perfección. Y aprendemos que los éxitos eran simples necesidades satisfechas del diario vivir, en tanto que los fracasos templan el espíritu para la lucha exitosa del mañana.

Y la escuela de la vida nos reitera, que más corrige una mala nota que una nota sobresaliente, y el mérito sólo se incuba en los fracasos. La humanidad sobrevivirá en tanto enarbole la bandera del fracaso meritorio, y mientras cada hombre entienda y corrija el peso de sus caídas, sin apenarse.

El hombre quejoso que nunca aprenden de sus errores, jamás saboreará el dulce placer de haberlos corregido.

Valentín

De la alegría


Existen muchas formas de alegría, de las cuales ninguna es superior a la otra. Se aprende que todas las alegrías son jubilosas.

Pero hay una forma de alegría que me llena hasta hacerme saltar las lágrimas: es la alegría de dar.

Aprendamos hoy, que la alegría de dar es la manera más hermosa de recibir, y nada es comparable a este don que sólo se aprende en la escuela de la vida, y que puede repetirse con la misma adicción de la oración: todos los días.

Valentín

Hoy, las promesas y las esperanzas


Si supiéramos que lo que estamos haciendo HOY es lo último que haremos, estoy seguro que lo haríamos más despacio, con perfección y para los ojos de la eternidad.

Todos los hombres obramos con tal desgano de la muerte, que siempre tenemos la esperanza de vida de lo que queda por hacer. Enfermizamente dejamos algo por hacer, con la esperanza de un trocito de eternidad.

Desde esta frase aprendamos que el mañana es solo HOY vestido de flores, y las promesas que se cumplirán son las que estamos haciendo. Dios no hace promesas, son otro invento auto complaciente de los hombres. Dios mismo es una promesa.

Valentín

La única ley anti-natural


Sin ningún permiso llegamos al mundo. Y decir llegamos, es un decir folclórico, porque en realidad nos trajeron.


Nadie conoce el primer mortal que haya dejado constancia de su certificada venida al mundo, ni oral ni escrita. Parece que los permisos para entrar y salir, sólo funcionan en este mundo tridimensional para los adolescentes, los trabajadores oficiales y las ingenieras del servicio.


Igual sucede para salir de este mundo. Si antes de llegar no sabíamos a lo que nos exponíamos, salir de este mundo se volvió algo igual de arriesgado.


En últimas, nos traen a este mundo, nos crían, nos educan, nos mantienen, nos hacen la vida posible, y en últimas nadie se puede quedar.


Hoy enseño, que no nos quejemos, y sobrevivamos a las leyes antinaturales, así sea por un rato más.

Valentín

Las convicciones de la vida

Si la vida nos dotó de todos los sentidos, de todas las partes del organismo, y nuestro cuerpo goza de sanidad mental, sinceramente somos unos privilegiados.


Si adicionalmente, la vida rodeó nuestra existencia de familia a granel, la blindó de amistades sinceras, y adornó cada necesidad con riquezas que llenaron cada urgencia vital, entonces verdaderamente somos unos afortunados.


Si con todo lo anterior, tienes el patrimonio de mirar el mundo objetivamente, sin ninguna clase de sometimiento y digitando un mundo a merced de todos, entonces implacablemente fuimos los escogidos de dios.


Nada será entonces en el mundo digno de vivirse, si debemos anteponer todo lo anterior, a nuestras convicciones. Las convicciones son los manuales religiosos de convivencia que dicta la vida sobre el comportamiento humano, por encima de nuestros privilegios, por encima de nuestras preferencias. Las convicciones son las cárceles de la vida. ¿ Jugamos a borrarlas ?

Valentín

La verdad y la naturaleza

El mineral precioso más abundante en la naturaleza es la verdad. Habita escondida entre todas las cosas, latente a saltar a la realidad, pero mohína se resiste.

Se agita en cada fenómeno, con una claridad tan clandestina, aunque se requiere de un sabio cada mil años para extraerla con primor.

El hombre elabora tratados y tratados de verdades de a puño. A veces esas verdades son verdad, otras veces debe rectificar esas verdades por otras verdades.

Hoy enseño, que evitemos presentarnos como si fuéramos los dueños de la verdad. Es posible que aún no hayan pasado otros mil años y/o debamos esperar que la naturaleza hable.

Valentín

La libertad y el hombre

La libertad es anterior a la aparición del hombre. Existió en el universo antes del big ban. Sobrevivió al gran crack. Deambuló por el mundo desde la tarde gloriosa de comienzo de la evolución natural.


El hombre trató de dominar la vida, poniéndole precio a la libertad. Y dividió la libertad en poder y querer. Y algunos hombres nacieron sin querer. Y muchos hombres nacieron sin poder.


Hoy enseño, que la libertad en el hombre es solamente un bello y heroico acto de renuncia.


Valentín

De las preguntas y las respuestas

El hombre empezó a hacerse racional la mañana de martes cuando todo se le volvió preguntas. El hombre se volvió racional desde la tarde siguiente cuando obtuvo las primeras respuestas. El hombre al fin se hizo tonto el domingo de necedad cuando dejó de hacerse preguntas sin respuestas.

En la infancia se nos aplauden todas las preguntas. En la vejez se nos aplauden todas las respuestas. Sigamos preguntando, sigamos respondiendo, así se acaben los aplausos, así no quede quien responda.

Valentín

El hombre y el cambio


Lo único perenne que el mundo vive a diario es el cambio. Desde la misma antigüedad los hombres supieron que el baño diario se hacía en un río diferente….. Los astrónomos también supieron que el cielo de cada noche era nuevo, distinto, cambiante…. Los animales encontraron que su selva diaria de vida, había cambiado, ya porque el número de animales era nuevo, ya porque la vegetación cambió con las horas…..

El cambio parece la norma de la vida. El hombre parece la única constante en esta ecuación que es la existencia.

Sí, hasta cuando nos creemos invariables, estamos aceptando el cambio, porque la constancia es diaria, el cambio en cambio es permanente. Cambiemos con la naturalidad de los cambios, y no sentiremos los cambios de las horas.

El único que no parece cambiar es el dios de cada hombre.


Valentín

El hombre, la esclavitud y el trabajo

El hombre acuñó la palabra trabajo para denominar la ocupación de su tiempo libre. Y el hombre primitivo trabajó para vivir.

Después el hombre moderno acuñó el término remuneración, y el hombre moderno trabajó para sobrevivir.

Hoy el hombre contemporáneo, víctima de sus inventos, trata de acuñar la idea que el trabajo es una necesidad de vida, que desarrollada con entusiasmo, nos distraerá de los sinsabores de la esclavitud.

Hoy el hombre hizo desaparecer la esclavitud de los códigos. Hoy la iglesia hizo desaparecer la esclavitud de sus encíclicas. Hoy solamente falta, que el hombre la haga desaparecer de su vida.

Valentín

De los favores y el acertijo


En el hombre coexiste siempre la compleja interpretación de los favores. ¿ Es un favor la vida ?. ¿ Es un favor la muerte ?. ¿Un favor recibido debe devolverse enriquecido?. ¿ Los favores dados tienen contraprestación ?. ¿ Favor con favor se paga ?. La respuesta es sí a todas las anteriores.

Por tanto, por favor, cuando hagas un favor, olvídalo, cuando lo recibas, no lo olvides. Así resolverás el acertijo.

Valentín

De los deseos de la mente

La mente en el ser humano es una caja de sólo deseos, que el hombre apacienta incansable, mientras la vida se le escabulle en desear. Ypasa el pasado sin que haya obtenido lo que quería. Y corre el presente persiguiendo lo que no tiene.

La recomendación de hoy: querer lo que se tiene, mientras se tiene lo que se quiere. Es la única manera de sentir la vida, es la sola manera de vivir la vida siempre en presente. Lo demás, no existe, es cosa del tiempo, de las frases y de los demás.

Valentin

De la Grandeza y de lo grande


El mundo hormonal desarrollado ha marcado todos los hitos, hasta el de las medidas físicas de los hombres. De ahí que la grandeza terminó siendo sinónimo de grande y pesado.

Volvamos a decir como antaño, que la grandeza no se mide por el tamaño de la sombra que proyecta un cuerpo descomunal, sino por el horizonte preclaro que miran unos ojos de cualquier color.

Valentín

Del dinero y el dinero

Desde cuando el hombre inventó el dinero, todas sus transacciones se hicieron más ágiles, más irreales. Y desde aquel día se creyó que el dinero lo puede todo, lo consigue todo, y lo borra todo.

Hoy sabemos que los hombres que se educan convencidos que el dinero lo logra todo, no hacen nada sin dinero, y terminan haciendo todo por dinero.

Señores, la cultura del dinero llegó para quedarse. Don dinero ya compró un puesto en el imaginario popular.

Valentín

De la Moda y sus Combinaciones


Por el hecho favorable de que la moda no incomoda, hoy la moda hace que nuestras calles se inunden de las combinaciones más inesperadas.

La siguiente es la única combinación que no debemos aceptar: un cerebro demasiado grande en un corazón demasiado estrecho. Todas las otras combinaciones mejoran la vida, mejoran la moda.

Valentín

De las fuentes de energía

Los gobiernos y el mundo en general, gastan millones de millones en descubrir fuentes de energía alternas.

Lo que no saben los gobiernos y el mundo en general, es que en el CORAZÓN y la MENTE de cada individuo coexisten fuentes de energía que sólo es preciso activar.

Y un hecho adicional, son fuentes inagotables.

Y un hecho extra, son fuentes baratas.

Y una diferencia final, son fuentes ecológicas como los dioses verdes de los planetas.

Valentín

De la felicidad de cada día

Cuando el desconocido niño de la calle 100 me preguntó que si sabía donde encontrar la felicidad, debí haberlo asustado mucho, porque no esperó respuesta alguna.

Quizá se asustó porque pudo ver la misma pregunta contestando su pregunta. O quizá olvidó su pregunta tan pronto como la formuló, y la pregunta fue llenada con otra pregunta, o quizá con otra respuesta.

Lo volví a ver, en el parque cercano, gozando los juegos de niños, con esa sonrisa fácil que conoce todas las respuestas.

Supe entonces, que la felicidad nunca está lejos, no está en ninguna parte, no tiene un sitio especial, no tiene tranvía, y sobrevive en uno mismo agazapada en las cosas más sencillas de la vida.

Definitivamente, la felicidad es una manera de vivir, o quizá como el niño, una manera de jugar.


Valentín