Lo bueno poco, más bueno

¡ Hasta los animales muestran una figura obesa cuando abandonan las obligaciones de vivir por los placeres de comer ¡.


Hoy me topé a boca de jarro con lo bueno. No sé si salió de la nada, pero estaba allí desde siempre, como la nada.

Y habló de lo bueno para el cuerpo. De lo bueno para el alma, que es el cuerpo vuelto pensamiento, o convertido en frases de salud.

Y lo bueno es aquello que arredra nuestra voluntad, la ata, la obnubila, y le rompe las ganas de cumplir. Lo bueno ataca las raíces de nuestra voluntad y nos pone a merced de esas otras tiranas: el hambre y las ganas de comer.

Asociamos lo bueno con los menesteres del estómago, antes de que se conviertan en las urgencias de la carne.

Hoy el hombre sufre menos de hambre que de los estragos de lo bueno, porque ha superado los apremios del hambre con las peripecias de la transgenia.

Y lo bueno crea adicción y vicio. ¡ Hasta los animales muestran una figura obesa cuando abandonan las obligaciones de vivir por los placeres de comer ¡. Y los hombres conquistan una figura esférica, cuando se someten a la donosura del hartazgo. Los hombres adquieren la figura perfecta: la gota de agua, que es la imagen perfecta que lo contiene todo, sin nada por añadir, cuando engullen sin cansancio primero y dejan de engullir después al tic tac de la vida que les cobra adiposamente y cardíacamente su estropicio contra si mismos.

Lo bueno nunca dejará de existir, como tampoco lo hará el espacio y el tiempo; sólo si dosificamos la existencia de lo bueno en nuestro interior, y morigeramos su ingreso, estoy seguro que alcanzará para todos, y su excesivo consumo no sólo afectará a unos pocos que parecen muchos.

La obesidad parece un premio a la arbitrariedad consigo mismo, y un castigo por consumos sin medida. Se come en la primera parte de la vida, lo que se debe consumir por el resto de la vida.

Estoy por la vida frugal de lo bueno. Si se consumiera más con los ojos que con la boca, habría menos enfermos de hartazgo, y más filósofos de lo bueno. Para los filósofos lo bueno es lo que mejora, para los hombres lo bueno es lo que nunca acaba, que grata diferencia lo que nos hace hombres.

¡La vida sana y buena no es la que dura cien años, la vida buena y sana es la que dura el día completo.¡

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