La única ley anti-natural


Sin ningún permiso llegamos al mundo. Y decir llegamos, es un decir folclórico, porque en realidad nos trajeron.


Nadie conoce el primer mortal que haya dejado constancia de su certificada venida al mundo, ni oral ni escrita. Parece que los permisos para entrar y salir, sólo funcionan en este mundo tridimensional para los adolescentes, los trabajadores oficiales y las ingenieras del servicio.


Igual sucede para salir de este mundo. Si antes de llegar no sabíamos a lo que nos exponíamos, salir de este mundo se volvió algo igual de arriesgado.


En últimas, nos traen a este mundo, nos crían, nos educan, nos mantienen, nos hacen la vida posible, y en últimas nadie se puede quedar.


Hoy enseño, que no nos quejemos, y sobrevivamos a las leyes antinaturales, así sea por un rato más.

Valentín

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