UN EJEMPLO DE REINA

Sara no podía con su cabeza. La movía de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, y sin embargo continuaba allí, persistente, abrumadora, arrastrando el peso de un dolor de cabeza más ancho que el infinito.

Entonces recordó que el poder le había sido impuesto apenas dos semanas atrás. Se quitó la corona real, y durmió plácidamente.

Hoy la corona real descansa apacible en el árbol nacional de todo el reino: un cactus. Y la reina Sara retornó a sus quehaceres diarios, feliz, cantarina, sin una cabeza que afecte su dolor.




No hay comentarios.: