EL PESO DEL RENCOR

El tema del día era el resentimiento, y el maestro nos había pedido que lleváramos papas y una bolsa de plástico.

Debíamos tomar una papa por cada persona a la que guardáramos rencor, escribir su nombre en la papa y guardarla en la bolsa. Algunas bolsas eran realmente pesadas.

El ejercicio consistía en llevar la bolsa con nosotros durante una semana.

La incomodidad de acarrear esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y me señaló que, mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla en ningún lado, desatendía cosas más importantes.

Descubrí entonces que todos tenemos papas pudriéndose en nuestra mochila sentimental.

( Tomado del texto: La culpa fue de la vaca )

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