MI CIUDAD

Mi ciudad es grande. Más grande que cualquier ciudad, porque mi ciudad es la más grande del mundo. Así me parece, cuando trato de abarcarla con mi decámetro de fiesta. Así es Bogotá.

Pero a mi ciudad siempre la han descrito los que poco la conocen como cielo roto. Y con seguridad que algo tiene ver su cielo plomizo con la historia escolar del pollito chiroso.

Por eso decidimos luchar contra tal fervor natural, y se decidió que lo mejor era techarla. Así como lo leen, TECHARLA, para que toda el agua que inclemente cae, vaya a parar directamente al Río Bogotá, sin basuras ni intermediarios..

Ayer tuvimos la prueba de fuego, o mejor de agua. Qué digo, la de ayer fue una prueba de hielo. Y como el techo sólo había sido calculado para soportar torrenciales aguaceros, pues señores ayer los techos de mi ciudad se agujerearon unos, y se desplomaron otros. Cayó hielo por baldados. El cielo de mi ciudad se cayó a pedazos.

Hoy el techo de mi ciudad será restaurado de nuevo, pero esta vez sí esperamos que esté calculado contra todo evento. En mi ciudad siempre se piensa en todo, aunque a veces el todo siempre es muy poquito.

Y por favor señores, ni soñemos con Venecia.


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