De los errores y las ganancias
El hombre es por naturaleza un ganador y por escuela un triunfalista. Y no en el sentido de que se figura los éxitos, sino porque los pelea hasta obtenerlos, no importa que los resultados sean pírricos o gloriosos. No en vano es el rey de los animales.
Pero sólo existe un caso en que el hombre debe glorificar los fracasos: cuando los errores y rectificaciones le van demarcando el camino de la perfección. Y aprendemos que los éxitos eran simples necesidades satisfechas del diario vivir, en tanto que los fracasos templan el espíritu para la lucha exitosa del mañana.
Y la escuela de la vida nos reitera, que más corrige una mala nota que una nota sobresaliente, y el mérito sólo se incuba en los fracasos. La humanidad sobrevivirá en tanto enarbole la bandera del fracaso meritorio, y mientras cada hombre entienda y corrija el peso de sus caídas, sin apenarse.
El hombre quejoso que nunca aprenden de sus errores, jamás saboreará el dulce placer de haberlos corregido.
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